jueves, 21 de junio de 2012

Mutantia / El dolor de ya no ser


Admitir el devenir de los tiempos es mucho mas difícil que pensar en que todo seguirá siempre igual. Es doloroso, porque solo se tienen unas pocas certezas, y ninguna es grata: vamos a envejecer. Vamos a ser mas vulnerables. Vamos a morir. Todos. No hay excepciones.

Lo insoportable de esas certezas, hace que se intente congelar todo en algún estado de cosas. Y es un camino destinado al fracaso, siempre.

Entonces, tampoco se admite que los caminos de la vida, a veces nos hacen converger junto a una persona, y mas tarde o mas temprano irrumpe la divergencia. No soportar ésto lleva a negar, a pretender que se ha sido defraudado. Que la vida nos engañó.

Lo que ayer era cierto (la juventud, el deslumbramiento, el ímpetu, los deseos) hoy no lo es. Nada es permanente. Dijo Heráclito: "no te bañarás dos veces en las aguas del mismo rio"...la vida es un fluido, un devenir... "lo único permanente es el cambio"...



Cuando no se tiene esa serenidad, cuando se está en la turbulenta toma de conciencia de que ya nada será igual...se tiende a pensar que en verdad lo que era, nunca fue como era. Que se trataba de una puesta en escena, una farsa, una simulación.

Ese dolor, insoportable para una sola alma, trata de compartirse con alguien mas...y generalmente es con quien se compartieron otrora maravillosos momentos vitales. El extremo de la no aceptación de la cambiante realidad se manifiesta cuando se atribuye a esa otra persona la culpa de todo. Ocurre. Y ocurre con mucha frecuencia. Es el misterio del amor transformado en odio que se describe en "La guerra de los Roses" o que se presencia diariamente en los bufetes de abogados dedicados a divorcios.

La ira, el proyectar sobre otros la propia frustración, la propia sensación de pérdida, es un grito desesperado que en principio logra conmover a los demás. Luego, acelera la soledad y la desazón.

Ser flexibles y aceptar que vivimos en una constante mutantia nos libera mucho mas que vivir presa de las cadenas de la ilusión.