lunes, 10 de diciembre de 2012

Las cadenas de la ilusión


Preocúpate cuando la mariposa recorre el camino inverso,
 y se transforma en gusano.
Lao-Tsé  (1) 


En ocasiones se tienen sensaciones verdaderamente nuevas, que antes nos eran desconocidas.

Un tipo, completamente atravesado por la idea de que sólo con ella iba a poder ser feliz, sentirse completo, luego de padecer durante años la presencia de ella, y de atribuir -equivocadamente- su padecimiento a "la inevitable penuria de cualquier convivencia", la perdió definitivamente a causa de un accidente laboral.
Aunque en los primeros momentos lo embargó una fuerte sensación de pérdida, y cuando se disponía a transitar largos meses de duelo por su inesperada viudez, en menos de una semana comenzó a sentir extrañeza por su nueva sensación, placentera, de repentino apego a la soledad.

Unos días después, escribió una carta dirigida a nadie...a ella en verdad. Comenzaba con esta frase:
"Nunca imaginé, nena, que el paraíso era simplemente que vos no estés..."
Jamás escribió otra línea. Esa frase era la síntesis de los últimos diez años de su vida.

Podemos invertir los géneros. "Un tipo" puede ser "Una mujer". "Ella" podría ser "Él". Da lo mismo.

Porqué nos apegamos de modo tan persistente al displacer, postergando decisiones acertadas, y vivimos en el error durante años...es materia de psicoanalistas. Aquí pretendemos reflexionar solamente de un modo provocativo.

Porque se advierte a simple vista que quien todo lo posterga, esperando que ocurra lo que difícilmente ocurrirá, es una persona ilusa. Y vivir de ilusiones, es una prisión.

"Sueñan las pulgas con comprarse un perro y sueñan los nadie con salir de pobres,
que algún mágico día llueva de pronto la buena suerte, que llueva a cántaros la buena suerte;
pero la buena suerte no llueve ayer, ni hoy, ni mañana, ni nunca.
Ni en lloviznita cae del cielo la buena suerte, por mucho que los nadie la llamen,
aunque les pique la mano izquierda, o se levanten con el pie derecho, o empiecen el año cambiando de escoba."  (2)

No es fácil  reconocer que se ha vivido equivocado muchos años. Tan difícil es, tan doloroso es, que muchas personas son capaces de vivir otros tantos años cargando con los mismos errores.
Es allí, mientras se espera con ilusión que ocurra lo imposible, que nos vamos encadenando a rituales y convicciones cada vez mas alejadas de lo necesario, de lo adecuado. Y vivimos aprisionados por el displacer.

Una prisión, unas cadenas, que para vivir, debemos romper.





(1) La frase de Lao-Tsé, me fué citada por Fabio de Marco, Arquitecto y antropólogo vocacional.
(2) Es una cita parcial de "Los Nadie" del gran Eduardo Galeano.

jueves, 21 de junio de 2012

Mutantia / El dolor de ya no ser


Admitir el devenir de los tiempos es mucho mas difícil que pensar en que todo seguirá siempre igual. Es doloroso, porque solo se tienen unas pocas certezas, y ninguna es grata: vamos a envejecer. Vamos a ser mas vulnerables. Vamos a morir. Todos. No hay excepciones.

Lo insoportable de esas certezas, hace que se intente congelar todo en algún estado de cosas. Y es un camino destinado al fracaso, siempre.

Entonces, tampoco se admite que los caminos de la vida, a veces nos hacen converger junto a una persona, y mas tarde o mas temprano irrumpe la divergencia. No soportar ésto lleva a negar, a pretender que se ha sido defraudado. Que la vida nos engañó.

Lo que ayer era cierto (la juventud, el deslumbramiento, el ímpetu, los deseos) hoy no lo es. Nada es permanente. Dijo Heráclito: "no te bañarás dos veces en las aguas del mismo rio"...la vida es un fluido, un devenir... "lo único permanente es el cambio"...



Cuando no se tiene esa serenidad, cuando se está en la turbulenta toma de conciencia de que ya nada será igual...se tiende a pensar que en verdad lo que era, nunca fue como era. Que se trataba de una puesta en escena, una farsa, una simulación.

Ese dolor, insoportable para una sola alma, trata de compartirse con alguien mas...y generalmente es con quien se compartieron otrora maravillosos momentos vitales. El extremo de la no aceptación de la cambiante realidad se manifiesta cuando se atribuye a esa otra persona la culpa de todo. Ocurre. Y ocurre con mucha frecuencia. Es el misterio del amor transformado en odio que se describe en "La guerra de los Roses" o que se presencia diariamente en los bufetes de abogados dedicados a divorcios.

La ira, el proyectar sobre otros la propia frustración, la propia sensación de pérdida, es un grito desesperado que en principio logra conmover a los demás. Luego, acelera la soledad y la desazón.

Ser flexibles y aceptar que vivimos en una constante mutantia nos libera mucho mas que vivir presa de las cadenas de la ilusión.

domingo, 8 de abril de 2012

Momentos de transición


When you're weary, feeling small,
When tears are in your eyes, I will dry them all;
I'm on your side. when times get rough
And friends just cant be found,
Like a bridge over troubled water
I will lay me down.
Like a bridge over troubled water
I will lay me down.

When you're down and out,
When you're on the street,
When evening falls so hard
I will comfort you.
Ill take your part.
When darkness comes
And pains is all around,
Like a bridge over troubled water
I will lay me down.
Like a bridge over troubled water
I will lay me down.

Sail on silver girl,
Sail on by.
Your time has come to shine.
All your dreams are on their way.
See how they shine.
If you need a friend
Im sailing right behind.
Like a bridge over troubled water
I will ease your mind.
Like a bridge over troubled water
I will ease your mind.

(Puente sobre aguas turbulentas,
Simon & Garfunkel, 1969)


Es el paso de una etapa a otra de la vida.
 Algunas veces se trata de un cambio laboral, otras cambiar de casa, constituir una nueva sociedad profesional, terminar con una relación amorosa, lograr una meta universitaria...

Lo que importa es si resulta significativa esa transición. Si implica una resignificación para su protagonista. Algo que verdaderamente connote una modificación del punto desde que se mira el mundo y la vida. 

Ambos lados del río son seguros cuando se está allí.
Las aguas del momento de crisis son turbulentas. La transición duele, aparece inestable, y ese dolor no es solamente sentido en el alma.
Se pone el cuerpo, y en el dolor de la etapa de transición se siente empequeñecer, se siente abrumación -esto es con falta de visión clara- y aparece la confusión, la extrañez y la angustia.

Aguas turbulentas en que lo viejo no termina de partir, y lo nuevo no termina de llegar, todo aparece inestable y cuestionable.

Arribar a un nuevo estado de cosas implica no solamente crecimiento, sino desarrollo. Porque se torna posible lo que -en un estado de menos madurez- nos parecía imposible. Porque se adquiere nueva visión, mas lucidez, mas hondura, mas intensidad.

No siempre se está en condiciones para encararse una transición.
Lo cotidiano, las rutinas y hasta los rituales son cielo protector, y el refugio en las certezas es cómodo y hasta parece confortable.

Solamente cuando aparece lo que nos pone en crisis, provocando el malestar de lo previsible, el dolor de lo sabido, la convicción de que así jamás vamos a prosperar como personas, estamos preparados para madurar los pasos necesarios para el cambio.


Pero siendo condición necesaria, no resulta -sin embargo- suficiente.
Lo insoportable de la orilla en la que vivimos no alcanza. Es necesario sospechar que en la orilla lejana existe algo mejor. Porque si no, estaríamos abandonando un displacer sin saber a cambio de qué.

Esto último, siendo verdad, lo es sólo a medias. La vida está hacia adelante. Toda navegación que nos saque del pasado es positiva.
Simplemente, porque cuando adquirimos el valor de soltar amarras, estamos evolucionando. Los que llegan a la otra orilla, no son los mismos que partieron, son superiores, y habrá valido la pena aunque sea sólo por haber tenido la madurez de partir.

En la vieja orilla, muchas amarras no querrán ser desatadas: Las certezas, y especialmente los demás, que aún ni conciben la existencia de otros lares, aparecen como culpas, lastres difíciles de soltar.
Sobreponerse no es fácil, pero es necesario. Nadie puede ser culpable de abrazar a la vida, con las esperanzadoras incertidumbres y sorpresas (rarezas) que nos pone a disposición. Quienes no puedan soltar amarras, permanecerán como enterrados de ese lado del río, que se llama pasado
Cuando estés abrumada y te sientas pequeña Cuando haya lágrimas en tus ojos, yo las secaré todas Estoy a tu lado. Cuando las circunstancias sean adversas Y simplemente no encuentres amigos Como un puente sobre aguas turbulentas, yo me desplegaré Cuando te sientas deprimida y rara cuando te encuentres perdida cuando la noche caiga sin piedad yo te consolaré Yo estaré a tu lado Cuando llegue la oscuridad y te envuelvan las penas Como un puente sobre aguas turbulentas, yo me desplegaré Navega, chica plateada Navega Ha comenzado a brillar tu estrella todos tus sueños se verán colmados Mira cómo resplandecen Si necesitas un aliado, Yo navego detrás de ti Como un puente sobre aguas turbulentas Aliviaré tu mente. Aliviaré tu corazón.

(Puente sobre aguas turbulentas,

Simon & Garfunkel, 1969)
Interpretación propia.